lunes, 2 de marzo de 2009

La vida del foraneo

Cuando se es foraneo los locales se mueren de envidia y suelen traducirlo en frases egoistas, ignorantes y hasta con cierto grado de discriminación. Tengo una amiga que viene a comer a mi casa los martes y su mamá le pone hasta su servilleta! Tal parece que la está mandando en un convoy de periodistas desamparados a Irak. Pero no me quejo, mientras la ñora me ponga mi itacate de galletas en forma de corazón está perfecto. Reconozco que a veces no tenemos comida saludable en el refri, pero de eso a que crea que estamos en el DIF municipal es otra cosa.

Realmente la vida que nos damos la mayoría de los que vivimos lejos de nuestra casa no es mala, aunque cuando la quincena se acerca y el dinero escasea, pepenamos hasta lo que no. Aquí es donde le doy parte de razón a esta amiga que invito a comer: un día estaba tan corto de dinero que en lugar de comprar un garrafón de agua pues se me hizo más fácil llevar 3 botellas vacías a la escuela y llenarlas en los bebederos. La calidad y el sabor del agua no fue la misma pero me supo mejor al recordar que no había pagado ni un quinto por ella.

Pero los pros y los contras de ser "fuereño" (era inevitable usar ese término) van más allá del dinero y las complicaciones que puedan ser el no tenerlo. Somos libres y no tenemos que estar pensando en que hay que ir a comer a casa de la típica tía odiosa o en que si no te acabas las lentejas no ves la familia P.Luche. A mi pueden quitarme las chelas pero si me apagan la tele cuando Federica Dávalos de Peluche le está jalando la oreja a Ludovico, ahi si se arma la cámara húngara!

Los locales siempre han creído que lo único que sabemos hacer los foraneos es rascarnos la panza, tomar chela, vivir de fiesta en fiesta y al día siguiente estar crudos. Nada está mas alejado de esta concepción. Déjenme decirles que los exámenes no son nada comparado con el estado de cuenta de la luz, eso sí es preocupante. A quién le importa sacar 70 en Economía Internacional cuando tienes que pagar 3 mil pesos de luz? Bueno, cuando llega el recibo del cable hasta me puedo esconder mejor que Osama Bin Laden con tal de no pagar! No cabe duda que uno se hace mucho más responsable cuando está lejos de su casa.

Hagamos una breve pausa para decirles que por favor no le vayan a enseñar esto a mi mamá porque me va a querer repatriar más rápido que lo que tarda Usaín Bolt en recorrer los 100 metros planos. Por Cristo redentor!

Ahora si, regresemos a lo nuestro. (Chispas, ya se acabó mi chela)

Vivir lejos de mi casa ha sido difícil, sobretodo en las despedidas en los aeropuertos cuando tienes que ir a dejar a tu mamá o cuando le dices adiós a tu papá antes de que el wuey de seguridad te manoseé como si llevaras dinamita en tu maleta en plena terminal 2. Pero no me quejo, ha sido una experiencia deliciosa que me ha servido para valorar mi casa. Muchos quisieran irse de la suya y sé que cuando vuelva a la mia me va a ser muy difícil vivir ahi, pero al menos mi ropa ya no estará percudida porque será lavada en casa y no en esas lavadoras industriales que en un tris hacen que tu ropa negra se vuelva gris y con pelusa gratis! Ya ven que los regios no son tan codos? Hasta nos regalan sus pelusas!

Al final esto que vivimos los foraneos ( o fuereños jajaja) es una etapa más de nuestra vida y debemos verla como tal. Dejemos que los locales se mueran de envidia mientras sus mamás los llaman para decirles que van a ir a comer a casa de la odiosa tía ... (aquí va el nombre de tu tía nefasta).

1 comentario:

Rosa Emma Castro dijo...

Locales vs. Foráneos, la lucha eterna. COncuerdo contigo con lo de que te puedes quedar sin comer o lo que sea, pero sin tele nunca. Yo sobreviví solamente dos semanas en Monterrey sin tele, después fui corriendo a Soriana a comprarme una. Mi vida es más brillante cuando la tele está prendida.