Ya era justo y necesario que escribiera del TRI de mi heart que humilló a Estados Unidos en la final de la Copa Oro. Y es que la exhibición mostrada por el equipo de todos hizo que el país volviera a vibrar y se olvidara por un segundo de todos los problemas que lo agobian. Cuánta falta nos hacía una alegría de estas y, aunque se da en un ámbito que no afecta directamente al PIB o hace que disminuya la violencia, el efecto es más que positivo porque un partido de fútbol logra convertirse en una muestra de que los mexicanos podemos ser muy superiores a nuestros vecinos del norte cuando nos lo proponemos.
Sin exagerar, éste ha sido el evento deportivo más importante desde que México le metió tres goles en el Mundial pasado a Irán para inaugurar su participación en ese certamen que a la postre nos dejaría más que ardidos al caer con ese gol de Maximiliano Rodríguez y aquella pierna suya con la que sólo se sube al bus. Pero regresando al juego contra los gringos de la semana pasada, que es lo que nos tiene más radiantes que un tulipán en plena primavera holandesa, ver a los mexicanos irradiar felicidad en el campo de juego hizo que se olvidaran de toda la presión que los medios de comunicación les habían impuesto en las últimas semanas. Este TRI me recuerda a la selección sub 17 que decidió darle un baile a Brasil y convertirse en el mejor equipo del planeta. Y no es coincidencia la semejanza desarrollada entre un equipo y otro: los cuatro jugadores que brillaron con luz propia durante la Copa Oro, juntos suman menos de noventa años, lo que se traduce en un promedio de más o menos 22 años y medio. Ochoa, Juárez, Dos Santos y Vela, demostraron que pronto se convertirán en la base del TRI de mi corazón y eso hay que festejarlo porque si los cálculos no fallan, llegarán al siguiente Mundial ( que sabrá Dios dónde será) con el cartel de estrellas y así se mantendrán al menos por los próximos 3 torneos. De la actual camada sólo Márquez (con lo mal que me cae) y Torrado, han podido mantener el nivel durante 8 años. La generación de oro son ya 4 y más los que se sumen en el inter. A la mente se me vienen Jonathan Dos Santos, el regreso de Villaluz con Meza y el Chicharito Hernández.
Mi TRI es grande, de verdad lo es. Cuando casi nadie da un peso por ellos, reviven de entre las cenizas y demuestran que lo único que le sobra a este país es personalidad, ahora sólo hay que mantenerla a flote y que no sean simples destellos en los momentos críticos. A este equipo hay que exigirle ser el mejor del mundo, lo puede ser, pero depende de todos los que estamos detrás del proyecto. Todos debemos subirnos al barco y apoyar en las buenas y en las malas, que es donde salen a relucir los verdaderos aficionados. Hay que creer en los nuestros, ahí está la clave para crecer y no sólo en el fútbol. Y es que si nosotros no confiamos en nuestro producto, nadie más lo va a hacer.
Por lo pronto, no nos queda más que celebrar que regresamos a nuestra realidad: México seguirá siendo mejor que Estados Unidos, siempre y cuando lo creamos. Disfrutemos los días de espera al 12 de agosto, ese día en que México dará el segundo golpe y se trepará al tren de la victoria hasta el Mundial.
Estamos juntos, vamos México por la Copa del Mundo!!!
miércoles, 5 de agosto de 2009
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