Sin internet no hay paraíso

Es oficial, Sudáfrica no me está gustando. No puedo creer que no conozcan el Internet inalámbrico sin tener que pagar. En México y en cualquier país que no esté tan fregadón, uno va a cualquier Starbucks y ahí se puede conectar sin necesidad de pagar extra.Aquí la cosa es muy distinta. Muchos hoteles no tienen gíreles ni siquiera pagando y los lugares donde se ofrece el servicio, hay que pagar cantidades estratosféricas. Estos wueyes creen que voy a pagar lo mismo por una semana de Internet que por un boleto para el partido de México vs Uruguay, si no es kermesse. Todo esto hace que la planeación del día y los lugares a visitar se basen en la disponibilidad de Internet.
No hemos hecho mucho desde que llegamos a estas tierras. Yo aun no he manejado el coche porque prefiero ir twitteando o viendo el mapa para guiar a nuestro chofer Chevy Chase, osea mi papá. Ya lleva tres días al volante y aun parece que maneja con dislexia porque en todas partes se quiere meter en sentido contrario! Entiendo que es difícil acostumbrarse a manejar del otro lado, pero la cosa se pone peor porque va saludando a todo aquel que se le pone enfrente. Lo bueno es que hay demasiado tráfico y siempre vamos atrás de otro coche y así puede saber por dónde es el camino, aunque el otro día ya se había metido en sentido contrario en una avenida, pero rápido dio el volantazo y acabamos estrellados en un árbol (bueno, eso del árbol no pasó pero es que no fue muy emocionante el meterse al revés y había que ponerle un toque de dramatismo).
Ayer fue momento de recoger los boletos en el ticket center de Sandton, una zona fufurufa que me recuerda a Polanco aunque la verdad la comparación es raquítica porque allá se ven chicas guapas caminando por Masaryk (mamonas, eso si), pero aquí lo único que ves son albañiles apurados porque no van a acabar para el viernes que entra y ya sólo están esperando a que sean las cinco de la tarde para bajarse del brontosaurio al estilo Pedro Picapiedra, checar su tarjeta de salida y gritar yaba yaba doo!
La gente se me queda viendo raro porque estoy sentado en el suelo en un centro comercial, pero esto es a lo que nos obligan estos tercer mundistas.
Anoche jugó la “seletsión” y como se los advertí vía Twister, le ganamos 2 a 1 a Italia. La verdad, este marcador no era muy difícil de predecir dados los antecedentes de las últimas dos semanas. México no había jugado nada mal contra Inglaterra y contra Holanda, con el ingreso del mayor de los Dos Santos (el único que nos quedan porque esto es como la canción de los perritos), el equipo mejora enormidades y ayer al salir de titular, era obvio que el Tri funcionaría por las bandas con la velocidad de este, Vela y cerrando por el centro el Little Pea.
Durante el partido ya nos estábamos desesperando mi hermano Cachuchas y su servilleta porque mi papá sólo critica y critica y sin saber mucho. Quiere hablarle a Joseph Blatter para proponerle que aquel jugador que de un pase hacia atrás, sea multado. La desesperación llegó a tal grado que Caps le tuvo que aplicar el típico: “ a ver father, tú ves el fútbol, pero le entiendes?” Moría de risa durante horas y debo confesar que mis carcajadas eran tan escandalosas que casi se me sale un pun del esfuerzo. Lo bueno es que para bien de mis compañeros, me lo aguanté y el cuarto no se volvió una cámara de gases estilo segunda guerra mundial.
Hoy ya es viernes, el ùltimo antes de la cita con la historia. Así como en México esperamos ansiosos este día para destramparnos y hacer lo que generalmente evitamos de domingo a jueves, aquí los bafana bafana han institucionalizado el portar la playera de su selección y ves puros puntitos amarillos en la calle. Por un momento me siento llegando a un partido del América, pero gracias a Dios, la playera de Sudáfrica tiene vivos amarillos y eso hace que respire tranquilidad y no me den ganas de vomitar.
Les dejo unas fotitos que nos hemos tomado en estos días y nos leemos mañana si “el creador” nos da licencia jijijiji. Ya me voy que la gente ya se me queda viendo como cuando vamos a una plaza y nos asomamos a +Kota a ver a los pobres perros que tienen enjaulados. Ya namás falta que los abuelitos que acaban de pasar se agachen para acariciarme.