Le Tri, le ratone, le apestose.

Primero que nada y antes que todo, debo disculparme con los asiduos seguidores a este humildísimo (ja) blog. Mi ausencia de tres días se debió a que hemos estado muy ocupados en tierras parisinas y ahí les van las últimas peripecias. París nos trató muy bien, a excepción de un evento muy desagradable que ya leerán en las siguientes líneas, esta vez no hubo paloma que hiciera caca en mi o asalto que soportar ni nada por el estilo.
Recién desempacados de Freiburg y sin estar crudos, al fin fui a lavar mi ropa. Ya no tenía nada limpio y entiendo que hay que aplicar esa majestuosa frase que dice “a donde fueses haz lo que vieres”, pero yo no me iba a adaptar a eso del olor. Los mexicanos podremos ser todo menos apestosos. Acá muy primer mundo pero jijos de su Pink Floyd, qué olor se tiran estas bestias. Tal parece que durmieron sobre una cama de ajos y después se tallaron el sope con un manojo de cebollas.
Habiendo lavado la ropa, nos lanzamos a comer a Pizza Pino, un lugar donde se come a gusto en Champs Elyseès, hasta ese momento. Yo me embutí una pizza de queso y los demás como siempre me tuvieron que esperar a que terminara porque como la boca no me para, no podía yo callarme y tardaba mucho comiendo. Salimos de Pizza Pino y como era viernes, pues nos lanzamos al Latin Quarter ahí por los rumbos de Notredame para que la pizza resbalara bien con unos drinks coquetos y más les valía estar coquetos a los trinches tragos porque cada cerveza costaba 9 euros, algo así como 165 pesos. No es justo que nos quieran ver la cara de turistas y no lo somos! Que no crean que somos tontos namás porque cargamos con el perico y viajamos al estilo de Chevy Chase.
Caminando de regreso al hotel, después de esas chelas y la botella de vino que nos chutamos en la cena, mi vejiga ya estaba a reventar y parecía uno de esos globos que se ponen los payasos en las esquinas de México. Aquello ya era una bomba de tiempo y aunado al viento que se dejaba sentir en los rumbos de Marais en París, yo sudaba frío y mejor nos subimos al metro y apenitas llegamos. Dejé a Corina y a Christian afuera de la estación y corrí hasta el hotel, subí y ya tenía casi los jeans abajo para hacer de la “chis”, meto la tarjeta para abrir la puerta y no abre!! Méndigas leyes de Murphy que siempre me la aplican y acabé haciendo en el baño del lobby. Cuál fue la enseñanza? Llevar un baño portátil a todas partes. A poco pensaron que iba a decir que dejar de tomar chela? No sean ilusos.
Llegó el sábado y con ello la visita obligada a la Torre Eiffel y me entró el remordimiento de conciencia a la hora de la subida: después de tomar tanta chela pues algún sacrificio tenía que hacer y decidimos que subiríamos a patín . Christian el mamarracho no quiso treparse porque la ampolla ya no le daba para más y yo en el tercer escalón ya iba arrepentido pero nanai que me rajaba. Al final, llegamos Corina y yo asfixiándonos y sentíamos que el fin del mundo se aproximaba, pero aquí seguimos vivitos y coleando así que ni se emocionen.
El domingo estuvimos caminando por toda la ciudad e íbamos a entrar a Notredame y ni cren que iba a pedir por ustedes y para que tengamos salud eh, yo iba a pedirle a la “virgencita “ ( y cómo tuvo hijos siendo virgen?) por el TRI de mi corazón y mi vidaza para que le vaya bien a mi seletsión allá en las sudafricanas.
Posteriormente, buscamos un lugar para ver el partido de México contra Gambia y como era domingo parisino, todo estaba cerrado y en starbucks no había Internet y en el hotel no podíamos ver video. Ya nos la estábamos persignando y que se me ocurre ir al Mcdonald´s y ahí si pudimos ver el juego y hasta con todo y chelas. Qué bueno que en México no venden cerveza en Mcdonald´s porque conozco uno que otro puberto que ya hubiese cambiado la alberca de pelotas por un caguamón de Indio pagando 6 pesos extras para crecer tu bebida.
Terminado el partido, regresamos a Pizza Pino porque Corina tenía antojo de pasta y uno como es buena bestia, pues siempre está para complacer a las féminas. Y ahí vamos y ya estábamos comiendo y de repente… un ratón debajo de nuestra mesa!!! Yo les tengo fobia y justo se fue a aposentar donde estábamos y que me trepo a la silla del restaurante farol y que me vale y que le reclamo a medio lugar y que nadie se mueve y que me friego! Era mi lugar favorito para comer pizza fuera de Italia pero ahora me dedicaré a desprestigiarlo.
Después del coraje, dejó de ser domingo para convertirse en lunes y regresamos por última vez a la Torre Eiffel para tomarnos una fotito y de ahí a Montmatre a comer. Habiendo trepado caminando hasta allá, el hambre apremiaba y nos metimos a uno de esos lugares de crepas y fue una buena elección. Tuvimos la mejor cena del viaje ayer mientras chismeábamos y me atacaban por irle al sub campeonísimo. Pero la venganza es dulce y les cuento que Christian y Corina ya estaban hasta sus manitas y los tuve que bajar arrastrando. Ya imaginarán la cruda que traen los dos ahora. A uno lo tengo aquí enfrente entreteniéndose con mi Twister y la otra va a la mitad del Atlántico de regreso a México.
Por lo pronto ya es martes y estamos esperando el avión a Sudáfrica. Hoy volamos al Mundial y ya estamos listos para esta nueva expedición. Estos días previos al Mundial serán de locos. El viernes estreno el programa de radio en el 94.9fm de Monterrey a las 5 de la tarde y lo pueden escuchar en frecuenciatec.mty.itesm.mx a esa misma hora. Ojalá lo escuchen para que puedan decirme en qué se puede mejorar para siguientes emisiones.
Los dejo que hay que ultimar detalles porque aquí en París ya son prácticamente las 4 de la tarde y salimos al aeropuerto en punto de las 7pm. Volamos por Air France en el Airbus 380. La verdad, la verdad, se los quería presumir.