
Y ahora si, no hay plazo que no se cumpla y llegó el tan esperado debut de México en el Azteca en el camino final al Mundial. Conste que esta es la primera entrada de fútbol en este nuevo blog, pero pues es inevitable cuando la pasión llama.
Es sabido que a la gente que no le gusta el fútbol, los días previos a un partido de la selección se les hacen nefastos. En todos los programas pasan al equipo, somos capaces de saber el gel que usa Memo Ochoa para controlar ese afro, sabemos que la estilista de Nery Castillo no es muy buena porque le dejó unas cejas de azotador que no lo dejan ni ver, a mi se me hace que por eso es tan chambón. Y ya que estamos con eso de Nery, hay que decir que estuvieron mega locochonas sus declaraciones diciendo "yo estoy en Europa y tú en México". Pues qué se siente este wuey? Yo si me ofendí eh, nos insultó a todos los que vivimos en esta noble, amable y contaminada tierra jajaa. En todo lo demás tiene razón pero ya despotricar contra los mexicanos es otra cosa. Abusó!
En cada rincón de la ciudad se respira ya el partido de mañana. La ciudad se transforma cada vez que juega el TRI de mi corazón: por cada diez personas que ves dos o tres traen la playera verde, los mexicanos se enfilan hacia Periférico y Calzada de Tlalpan desde varias horas antes de que empiece el partido y la buena vibra se siente como pocas veces, porque por más que le busquemos, sólo en un partido de México el país está unido. No hay más. El día que juega México jugamos estudiantes, pobres, ricos, narcos, asesinos, jugamos todos pues. El apoyo que el aficionado mexicano le da a su equipo no se observa ni en Inglaterra ni en otros países apasionados como Argentina o Brasil. Aquel que diga que no está inmerso en este partido : miente. Te guste o no el fútbol, sabes que juega México.
Ya estoy imaginando el camino al estadio: va a haber tráfico, pero es una de esas pocas veces que hasta el tráfico se disfruta. Todos vamos con las banderas afuera, la gente grita en las calles, otros tocan el pito ( bueno claxón) y la llegada al monumental Estadio Azteca no puede ser mejor. El clásico revendedor que trata de hacer su agosto en pleno marzo, la gorda que vende gordas, la viejita de las pepitas con su canasta estilo Caperucita Roja y el clásico poli que en lugar de estar poniendo órden ya se está echando un cigarrín o hasta una chela.
Aun faltan momentos importantes para esa hora. Antes de empezar el partido, cuando cantamos el himno es algo que no tiene comparación: 110 mil almas puestas de pié y listos para presenciar una batalla épica que sólo uno se llevará. La emoción no se puede explicar.
Pero el éxtasis total se alcanza con el grito de goooooool! Cuando las gargantas se unen para celebrar los goles del TRI de mi corazón, la piel se estremece y los festejos ya no paran. A continuación se viene el Cielito Lindo, que se escucha más lindo que nunca. El mundo nos envidia cuando lo cantamos y lo digo con conocimiento de causa. Bueno, hasta nos imitan y adaptan otras versiones de la canción para poderla entonar.
Defintivamente el Estadio Azteca será el centro del país en unas horas. El país será testigo del regreso de la selección y ojalá, la próxima vez que nos leamos podamos hablar del festejo de mi equipo, tu equipo!
Estamos juntos, vamos México por la Copa del Mundo!

