No sè què pensar de Korea. Definitivamente es un lugar de contrastes, en eso se parece mucho a Mèxico. Por un lado, està la modernidad y todo lo que ellos conlleva. Separan la basura hasta la ùltima migaja, pero lo irònico es que la ciudad està muy sucia, por moentos hasta parece Tepis Tepis en viernes de quincena antes de navidad.
Este es un lugar muy globalizado, sin lugar a dudas. Las grandes marcas se encuentran aquì, eso si, todavìa no hay Pozole marca La Chata y menos chlaquiles rojos Mi Viejo, esos a los que namàs les echas agua. Lo ùnico que hay mexicano son las cervezas y no consumì ni una. Acà hay Negra Modelo, Corona y ayer mientras buscaba un Mcdonald’s vi XX Lager. Eso si, què trabajo encontrar un mèndigo Mcdonald’s en la zona financiera, que se supone siempre es lo màs globalizado.
Les cuento que el hostal no estaba nada mal pero al ser atendido por los dueños y siendo tan chiquito como que veìan cada paso que dabas y què flojera. Màs que hotel parecìa Fox River antes de que Michael Scofield escapara. Total que dos veces perdì mi llave del cuarto. Ayer sabrà Dios donde se me cayò y tuve que ir al cerrajero koreano a que me hicieran otra y para colmo hoy a las 6 de la mañana que ya me venìa al aeropuerto, quise entrar al cuarto por la maleta y surprise! Dejè la llave adentro y no habìa nadie para abrirme. Lo bueno es que el dueño se despertò al oir mi escàndalo tratando de forzar la puerta al màs puro estilo de Sucre robàndose un coche en Prison Break.
No todo es malo por estos rumbos tejumingos. Como siempre, me dediquè a visitar los estadios de fùtbol. Antier fui al estadio del Mundial y realmente superò mis expectativas y lo tengo que incluir en mi top 10. Eso si, que tristeza me dan los estadios vacìos, son las tumbas màs grandes del mundo cuando no hay partidos que los enaltezcan y les den vida. El Seoul World Cup Stadium es un ejemplo para cualquier lugar del mundo. Abajo de una de las cabeceras hay un sùper, un Starbucks y hasta unos cines. Son pocos los estadios que gozan de estos privilegios. Imagìnense el Azteca con unos Cinemex y un Wal Mart ahi junto a los vestuarios del Amèrica (primero que nada habrìa que vacunar a todos los clientes por aquello de alguna infecciòn proveniente del vestidor de los pollitos).
Ayer fui al Estadio Olìmpico. Ahi mismo estàn la alberca, el gimnasio, el parque de baseball y la mayorìa de las instalaciones usadas en 1988. Es increìble como lugares tan gloriosos pueden convertirse en monstruos deshauciados a los cuales no se les para ni una mosca. Fue decepcionante y es la realidad de estos templos sagrados.
La mayor sopresa sin embargo, la encontrè en Incheon, la segunda ciudad màs grande de Korea. El aeropuerto de Seoul-Incheon, sin dudarlo, es el mejor que conozco. Aun el de Hong Kong se queda corto. Es un mall aereo y creo que los asientos de las salas de espera estàn màs còmodos que mi cama de Shanghai.
Ahora si, ahi se las ven porque yo ya me tengo que subir al aviòn que me llevarà a los rumbos chinos de nueva cuenta. Y se vienen semanas tremendas, muchas cosas que hacer.
Què risa! Mi aviòn se llama Combi!
domingo, 29 de noviembre de 2009
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Japòn no es como lo pintan
Primero que nada y antes que todo, debo decirles que en Japòn no existen los cacahuates japoneses! De dònde los habremos sacado entonces? Alguien nos està timando y nosotros felices comiendo nuestros cacahuatitos marca Okinawa o ya de perdis Karate.
Mientras les cuento que mi expediciòn por tierras niponas me llevò a Yokohama. Una ciudad que està a 40 minutos de Tokyo y yo pensè. bueno, seguro es como Toluca para Mèxico o Saltillo para Monterrey. Mi objetivo era conocer el estadio donde fue la final del Mundial del 2002 y pues ni tardo ni perezoso me lancè como Juan por mi casa pensando que el estadio iba a estar esperàndome afuera de la estaciòn del tren. y nada què! Menuda sorpresa al enterarme que Yokohama es la segunda ciudad màs grande de Japòn y tiene 4 millones de habitantes ! Ya imaginaràn el lìo para encontrar el estadio y lloviendo. Todo pa que estuviera cerrado y ni la cancha pudiera ver por una rendijita. Igual estuvo locochòn.(es importante precisar que fue en ese inmueble donde el Barcelona le metiò 4 goles al Amèrica y sòlo de recordarlo me pongo de buenas).
Siguiendo con los estadios, no podìa irme sin conocer el estadio Olìmpico, ese lugar donde el Pachuca perdiò en el Mundial de Clubes con un equipo egipcio que ni yo conocìa. El mismo donde Carl Lewis se encargò de romper todos lso rècords de atletismo en 1991. Pues lo mismo: el estadio cerrado. Pero ya ven que uno es mexicano y siempre encuentra la forma de colarse, asì sea al mero estilo de MArgarito el enano, metido en una maleta. Decidì darle la vuelta a todo el estadio y ya cuando me invadìa la frustraciòn, que diviso una puerta de servicio abierta. Volteè para todas partes para checar que nadie me viera y que me enfilo ràpido a la puerta y ya iba a llegar cuando sabrà Dios de donde me sale un policìa taka taka !MMta maìz pensè. Este wuey aquì me lanza un kame ha meha al màs puro estilo de Dragon Ball y ya valiò. Y nada. Que me las ingenio otra vez y me lo chamaqueo dicièndole que sòlo voy a asomarme. Entonces, el poli se va muy confiado de mi y yo què hago? Me meto al estadio y busquè a alguien que me tomara una foto para constatar mi osadìa y al final encontrè una japonesita que sòlo se reìa y tapaba el flash de la càmara!
Asì pues, esto ha sido Tokyo. Ahora hay que volar a Seoul para saber si ya son parte del primer mundo o no.
Ya de salida...
Tengo un Airbus 380 justo enfrente. Nunca habìa visto uno y no es grande... es enorme! Son 5 los aviones que puedo observar desde mi lugar y 4 de ellos son 777. Son aviones grandes para màs de 250 personas y junto al A380 se vuelven una insignificancia. Y es que al intentar ver màs allà del aviòn, me es imposible porque tapa todo el panorama. Asì de grande es.
Estar contemplando este avioncito me hace recordar cuando de niño podìa estar horas pegado a las ventanas de los aeropuertos observando los jumbo. Esos aviones que durante dècadas fueron sìmbolo de poder para el que los tuviese. Los mismos tenìan màs o menos 15 ventanas en la parte de arriba y el segundo piso cubrìa una tercera parte del largo del aviòn y eso ya era una maravilla. Còmo hemos cambiado y sòlo puedo comprobar que igual nos estamos haciendo viejos. La evoluciòn de los pàjaros de acero asì lo demuestra.
Cuàl serà el futuro? Estos mega aviones se mantendràn vigentes por los pròximos 20 años y despuès de eso què sigue? Nos tocarà ver aviones de 3 pisos o regresaremos a las velocidades supersònicas? O la gente preferirà los aviones privados?
Mientras tanto, a seguir contemplando el A380 que llegò para quedarse!
Ya pusieron un 737 a lado y parece su hijo!
Mientras les cuento que mi expediciòn por tierras niponas me llevò a Yokohama. Una ciudad que està a 40 minutos de Tokyo y yo pensè. bueno, seguro es como Toluca para Mèxico o Saltillo para Monterrey. Mi objetivo era conocer el estadio donde fue la final del Mundial del 2002 y pues ni tardo ni perezoso me lancè como Juan por mi casa pensando que el estadio iba a estar esperàndome afuera de la estaciòn del tren. y nada què! Menuda sorpresa al enterarme que Yokohama es la segunda ciudad màs grande de Japòn y tiene 4 millones de habitantes ! Ya imaginaràn el lìo para encontrar el estadio y lloviendo. Todo pa que estuviera cerrado y ni la cancha pudiera ver por una rendijita. Igual estuvo locochòn.(es importante precisar que fue en ese inmueble donde el Barcelona le metiò 4 goles al Amèrica y sòlo de recordarlo me pongo de buenas).
Siguiendo con los estadios, no podìa irme sin conocer el estadio Olìmpico, ese lugar donde el Pachuca perdiò en el Mundial de Clubes con un equipo egipcio que ni yo conocìa. El mismo donde Carl Lewis se encargò de romper todos lso rècords de atletismo en 1991. Pues lo mismo: el estadio cerrado. Pero ya ven que uno es mexicano y siempre encuentra la forma de colarse, asì sea al mero estilo de MArgarito el enano, metido en una maleta. Decidì darle la vuelta a todo el estadio y ya cuando me invadìa la frustraciòn, que diviso una puerta de servicio abierta. Volteè para todas partes para checar que nadie me viera y que me enfilo ràpido a la puerta y ya iba a llegar cuando sabrà Dios de donde me sale un policìa taka taka !MMta maìz pensè. Este wuey aquì me lanza un kame ha meha al màs puro estilo de Dragon Ball y ya valiò. Y nada. Que me las ingenio otra vez y me lo chamaqueo dicièndole que sòlo voy a asomarme. Entonces, el poli se va muy confiado de mi y yo què hago? Me meto al estadio y busquè a alguien que me tomara una foto para constatar mi osadìa y al final encontrè una japonesita que sòlo se reìa y tapaba el flash de la càmara!
Asì pues, esto ha sido Tokyo. Ahora hay que volar a Seoul para saber si ya son parte del primer mundo o no.
Ya de salida...
Tengo un Airbus 380 justo enfrente. Nunca habìa visto uno y no es grande... es enorme! Son 5 los aviones que puedo observar desde mi lugar y 4 de ellos son 777. Son aviones grandes para màs de 250 personas y junto al A380 se vuelven una insignificancia. Y es que al intentar ver màs allà del aviòn, me es imposible porque tapa todo el panorama. Asì de grande es.
Estar contemplando este avioncito me hace recordar cuando de niño podìa estar horas pegado a las ventanas de los aeropuertos observando los jumbo. Esos aviones que durante dècadas fueron sìmbolo de poder para el que los tuviese. Los mismos tenìan màs o menos 15 ventanas en la parte de arriba y el segundo piso cubrìa una tercera parte del largo del aviòn y eso ya era una maravilla. Còmo hemos cambiado y sòlo puedo comprobar que igual nos estamos haciendo viejos. La evoluciòn de los pàjaros de acero asì lo demuestra.
Cuàl serà el futuro? Estos mega aviones se mantendràn vigentes por los pròximos 20 años y despuès de eso què sigue? Nos tocarà ver aviones de 3 pisos o regresaremos a las velocidades supersònicas? O la gente preferirà los aviones privados?
Mientras tanto, a seguir contemplando el A380 que llegò para quedarse!
Ya pusieron un 737 a lado y parece su hijo!
sábado, 21 de noviembre de 2009
Se vale Tokyar
Durante muchos años me estuve haciendo pato para no venir a Tokyo. Habìa algo de estas ciudad que no me convencìa, ni siquiera para visitarla durante el Mundial. Por azares del destino y de las mèndigas lluvias tailandesas, acabè en esta ciudad.
Volè ayer desde Shanghai, no sin antes mojarme las patrullas porque aun llovìa en el tètrico callejòn de Lin Ping Lu. Ya en el aviòn, me aventè una rica pestañita y cuando despertè cual fue mi surprise: ya ìbamos a aterrizar, asì que me dispuse a llevar a cabo mi macabro plan que decidì desde que me encontraba sentado en una de esas incòmodas sillas de Pudong: me llevarìa la cobija del aviòn. Y còmo que no! `Me guardè la cobija en la mochila y todavìa tuve el cinismo de decirle "arigato" a las sobrecargos que sòlo se reìan, sin saber que yo me llevaba una parte de su nave.
Y ahora si me llegò la hora... Muchas veces habìa escuchado hablar de las càpsulas esas donde uno tiene que dormir por la falta de espacio. Pues que me mandan a una. Està imposible moverse ahi adentro! Es una caja de 2 metros por 1 de ancho y un metro de altura. No me puedo subir ni los pantalones ahi adentro ( y sinceramente espero que a las vecinas de càpsula les pase lo mismo pa que se tengan que vestir afuera).
Despuès de unos cuantos golpes en la cabeza en el techo de mi mansiòn, decidì que era momento de explorar estos lares japoneses y mejor no pudo haber sido su presentaciòn. Caminè por Ginza, esa esquina que sale en un anuncio de Nissan, donde un cruce peatonal se ve invadido de gente. Tenìa yo mucha expectativa de esa esquina y como dirìa mi mamà: tanto pedo para cagar aguado. La calle ni se llena, aunque eso si, la zona està muy fashion y Nanjing y Masaryk se quedan cortas. Por un momento me sentì en Oxford Street en Londres. Y es que Tokyo es una mezcla perfecta de Nueva York y Londres y juntas, son las tres ciudades màs importantes del mundo. El que diga que no, pues simplemente se equivoca y es màs ignorante que el mismìsimo Ludovico P.Luche cuando se pone a ver el juego grabado de la repeticiòn del partido del Cruz Azul. Equipo que por cierto, parece que al fin regresarà al campeonato.
Hace rato mientras caminaba por el barrio de Ikebukuro, me topè con una foto de Michael Scofield (quien por cierto se muere en prison break jajaja). Resulta que el ñor vino a Tokyo y se sentò a comer dumplings en un lugarcìn de la calle y ahora es la mejor publicidad del lugar. En esa misma cuadra, entrè a una tienda de electrònicos y me dije: " aver si como roncan duermen estos japonesitos, veamos si muy duchos para esto". Y pues si, tienen unas teles que en otro lugar del mundo aun no existen, eso si, por lo que las venden parace que son diseños exclusivos para Carlos Slim o ya de perdida para Don camerino, el magnate de negocios dueño de media Ciudad Peluche.
En ese mismo edificio recordè mi infancia. En el pasado hubo un anuncio en la tele de fùtbol callejero con jugadores como Henry, Ronaldinho, Zidane y demàs. Primero fue el de Nike y luego el de Adidas y jugaban en jaulas en la parte màs alta de un edificio de Tokyo. Pues fìjense que sì existen esas jaulas y me recordò a mi niñez cuando jugàbamos el torneo de Nike y que tambièn era en jaulas. La ùnica diferencia es que aquì si se llega a romper la red, vuelas la pelota a la boutique de Chanel que està abajo, mientras que en Mèxico, si volabas la pelota rompìas el vidrio de la direcciòn de la escuela secundaria diurna num.5!!!
Pues hasta ahora esto ha sido lo màs interesante de este tripas a la tierra del sol naciente, por què coños se le dice asì? Mañana les contarè còmo me fue en Yokohama y en el fish market, eso si me despierto porque ahi hay que ir a las 5 de la mañana y con el dolor de piernas que metiro pues no està el horno para bollos.
Adiòs cubi-kuates!
Volè ayer desde Shanghai, no sin antes mojarme las patrullas porque aun llovìa en el tètrico callejòn de Lin Ping Lu. Ya en el aviòn, me aventè una rica pestañita y cuando despertè cual fue mi surprise: ya ìbamos a aterrizar, asì que me dispuse a llevar a cabo mi macabro plan que decidì desde que me encontraba sentado en una de esas incòmodas sillas de Pudong: me llevarìa la cobija del aviòn. Y còmo que no! `Me guardè la cobija en la mochila y todavìa tuve el cinismo de decirle "arigato" a las sobrecargos que sòlo se reìan, sin saber que yo me llevaba una parte de su nave.
Y ahora si me llegò la hora... Muchas veces habìa escuchado hablar de las càpsulas esas donde uno tiene que dormir por la falta de espacio. Pues que me mandan a una. Està imposible moverse ahi adentro! Es una caja de 2 metros por 1 de ancho y un metro de altura. No me puedo subir ni los pantalones ahi adentro ( y sinceramente espero que a las vecinas de càpsula les pase lo mismo pa que se tengan que vestir afuera).
Despuès de unos cuantos golpes en la cabeza en el techo de mi mansiòn, decidì que era momento de explorar estos lares japoneses y mejor no pudo haber sido su presentaciòn. Caminè por Ginza, esa esquina que sale en un anuncio de Nissan, donde un cruce peatonal se ve invadido de gente. Tenìa yo mucha expectativa de esa esquina y como dirìa mi mamà: tanto pedo para cagar aguado. La calle ni se llena, aunque eso si, la zona està muy fashion y Nanjing y Masaryk se quedan cortas. Por un momento me sentì en Oxford Street en Londres. Y es que Tokyo es una mezcla perfecta de Nueva York y Londres y juntas, son las tres ciudades màs importantes del mundo. El que diga que no, pues simplemente se equivoca y es màs ignorante que el mismìsimo Ludovico P.Luche cuando se pone a ver el juego grabado de la repeticiòn del partido del Cruz Azul. Equipo que por cierto, parece que al fin regresarà al campeonato.
Hace rato mientras caminaba por el barrio de Ikebukuro, me topè con una foto de Michael Scofield (quien por cierto se muere en prison break jajaja). Resulta que el ñor vino a Tokyo y se sentò a comer dumplings en un lugarcìn de la calle y ahora es la mejor publicidad del lugar. En esa misma cuadra, entrè a una tienda de electrònicos y me dije: " aver si como roncan duermen estos japonesitos, veamos si muy duchos para esto". Y pues si, tienen unas teles que en otro lugar del mundo aun no existen, eso si, por lo que las venden parace que son diseños exclusivos para Carlos Slim o ya de perdida para Don camerino, el magnate de negocios dueño de media Ciudad Peluche.
En ese mismo edificio recordè mi infancia. En el pasado hubo un anuncio en la tele de fùtbol callejero con jugadores como Henry, Ronaldinho, Zidane y demàs. Primero fue el de Nike y luego el de Adidas y jugaban en jaulas en la parte màs alta de un edificio de Tokyo. Pues fìjense que sì existen esas jaulas y me recordò a mi niñez cuando jugàbamos el torneo de Nike y que tambièn era en jaulas. La ùnica diferencia es que aquì si se llega a romper la red, vuelas la pelota a la boutique de Chanel que està abajo, mientras que en Mèxico, si volabas la pelota rompìas el vidrio de la direcciòn de la escuela secundaria diurna num.5!!!
Pues hasta ahora esto ha sido lo màs interesante de este tripas a la tierra del sol naciente, por què coños se le dice asì? Mañana les contarè còmo me fue en Yokohama y en el fish market, eso si me despierto porque ahi hay que ir a las 5 de la mañana y con el dolor de piernas que metiro pues no està el horno para bollos.
Adiòs cubi-kuates!
Entre chinos viviràs y en Mèxico te sentiràs.
Cada vez que alguien me preguntaba a dònde me irìa de intercambio este semestre, dudaba en contestarles la verdad. La reacciòn al escuchar China siempre era la misma: “estàs loco, ¿què vas a ir a hacer allà?” Ni modo que rascarme la panza, bueno, en realidad un poco, pero igual vine porque no tenìa otra opciòn, era la màs barata y con poco tiempo para graduarme y en plena crisis, mis opciones se vieron reducidas a Shanghai.
De cualquier forma no me quejo. Venir a China me ha enseñado a valorar mucho màs lo mexicano y no me refiero solamente a la comida. Acà la gente intenta ser amable con el visitante pero aun asì faltan muchas cosas por hacer. Por màs que busquen entrar al primer mundo, no lo van a conseguir si mantienen esa visiòn tan retrògrada e insalubre en algunos aspectos. Por ejemplo, no es normal que la gente tire de manera grotesca basura en las calles y que nadie diga nada, no me espanta porque en Mèxico tambièn hay uno que otro rufiàn que lo hace, pero en Shanghai caen en los excesos. Hay otro caso: el que me diga que en Mèxico los niños hacen del dos en la vìa pùblica sin siquiera decir agua va estarìa mintiendo, pues eso, aquì, en el paìs que busca ser la potencia mundial nùmero uno, es normal.
Parecerìa que chinos y mexicanos no nos parecemos, pero nada màs alejado de la realidad. Las similitudes llegan a ser tantas y tan exactas que rayan en lo bizarro. Hace algunas semanas que caminaba con mi mamà por las calles de Beijing, se sorprendiò al escuchar còmo un taxista se la refrescaba a otro tocàndole con el claxòn la ya world famous mentada de madre. Ahora, cada vez que estoy homesick, me paro en pleno Handan Road, cierro los ojos, espero a que algùn locochòn se pase el semàforo y otro le conteste con el claxòn. Por un momento me siento en el cruce de Juàrez y Eje Central en la mismìsima capirucha.
Y no es el ùnico caso. Para no extrañar el folklore mexicano que tanto nos caracteriza, los chinos tambièn se las ingenian de mil maneras para colgar la ropa despuès de lavarla. No importa si el lugar es lujoso o no, ellos tienden su ropa igual que nosotros. Nada màs no hay ropa colgada en el piso 95 del Grand Hyatt del World Financial Center porque no tienen balcòn, si no seguro que lo harìan.
Si pensamos que acà nos olvidarìamos de la corrupciòn y podrìamos vivir en paz, nos equivocamos. Estamos en la burocracia màs grande del mundo. Para realizar cualquier tràmite en alguna dependencia gubernamental, primero hay que tomar un curso de paciencia e irse a uno de los puestos callejeros de Fudan y comprarse un libro pirata (¿asì o màs parecidos?) para matar el aburrimiento mientras espera uno sentado en una incòmoda banca del Entry and Exit Bureau. Eso sì, lo ùnico bueno de tener que acudir a realizar el tràmite es que uno se acaba volando la clase del jueves de Doing Businees Abroad ( un chascarrillo Prof., para romper el hielo).
La realidad es que mexicanos y chinos guardamos muchas cosas en comùn nadie lo puede negar.¿ Què tal estuvo la pelìcula pirata que compraste la semana pasada mientras comìas uno de esos elotes hervidos que venden en la esquina? Lo supuse, le faltò crema y un poco de chile, aunque tampoco nos podemos quejar.
De cualquier forma no me quejo. Venir a China me ha enseñado a valorar mucho màs lo mexicano y no me refiero solamente a la comida. Acà la gente intenta ser amable con el visitante pero aun asì faltan muchas cosas por hacer. Por màs que busquen entrar al primer mundo, no lo van a conseguir si mantienen esa visiòn tan retrògrada e insalubre en algunos aspectos. Por ejemplo, no es normal que la gente tire de manera grotesca basura en las calles y que nadie diga nada, no me espanta porque en Mèxico tambièn hay uno que otro rufiàn que lo hace, pero en Shanghai caen en los excesos. Hay otro caso: el que me diga que en Mèxico los niños hacen del dos en la vìa pùblica sin siquiera decir agua va estarìa mintiendo, pues eso, aquì, en el paìs que busca ser la potencia mundial nùmero uno, es normal.
Parecerìa que chinos y mexicanos no nos parecemos, pero nada màs alejado de la realidad. Las similitudes llegan a ser tantas y tan exactas que rayan en lo bizarro. Hace algunas semanas que caminaba con mi mamà por las calles de Beijing, se sorprendiò al escuchar còmo un taxista se la refrescaba a otro tocàndole con el claxòn la ya world famous mentada de madre. Ahora, cada vez que estoy homesick, me paro en pleno Handan Road, cierro los ojos, espero a que algùn locochòn se pase el semàforo y otro le conteste con el claxòn. Por un momento me siento en el cruce de Juàrez y Eje Central en la mismìsima capirucha.
Y no es el ùnico caso. Para no extrañar el folklore mexicano que tanto nos caracteriza, los chinos tambièn se las ingenian de mil maneras para colgar la ropa despuès de lavarla. No importa si el lugar es lujoso o no, ellos tienden su ropa igual que nosotros. Nada màs no hay ropa colgada en el piso 95 del Grand Hyatt del World Financial Center porque no tienen balcòn, si no seguro que lo harìan.
Si pensamos que acà nos olvidarìamos de la corrupciòn y podrìamos vivir en paz, nos equivocamos. Estamos en la burocracia màs grande del mundo. Para realizar cualquier tràmite en alguna dependencia gubernamental, primero hay que tomar un curso de paciencia e irse a uno de los puestos callejeros de Fudan y comprarse un libro pirata (¿asì o màs parecidos?) para matar el aburrimiento mientras espera uno sentado en una incòmoda banca del Entry and Exit Bureau. Eso sì, lo ùnico bueno de tener que acudir a realizar el tràmite es que uno se acaba volando la clase del jueves de Doing Businees Abroad ( un chascarrillo Prof., para romper el hielo).
La realidad es que mexicanos y chinos guardamos muchas cosas en comùn nadie lo puede negar.¿ Què tal estuvo la pelìcula pirata que compraste la semana pasada mientras comìas uno de esos elotes hervidos que venden en la esquina? Lo supuse, le faltò crema y un poco de chile, aunque tampoco nos podemos quejar.
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