jueves, 9 de diciembre de 2010

El Johannesburgo de América

En el último post había rogado para que el vuelo de Houston a Bogotá fuese tranquilo. Error. Se me olvidaba que el bruto de Murphy me odia y fue todo lo contrario. Para empezar, no hubo primera clase y como venía sentado en la fila 10, fui de los últimos en abordar y ya no hubo espacio en los overhead bins para guardar mi mochila y la tuve que poner abajo del asiento. Esto resultó una mentada de madre porque no podía estirar las piernas y del otro lado del pasillo venía un teporochito que se sentía dueño del avión y estiraba las patas por doquier.

Ojalá ese hubiese sido el único inconveniente del vuelo, pero hasta creen. Nos tocó una turbulencia bárbara justo cuando pasábamos por Centroamérica y a mi como que ya me estaban dando ganas de ir a hacer pipí, pero yo respeto las leyes y mucho más en los aviones (ay ajá), me tuve que aguantar. Mi esfuerzo no sirvió de nada porque a la vieja de la ventana se le ocurrió ir al pipisrum en el peor momento y me tuve que levantar para que pasara y en el instante en que me siento, el sobrecargo la ve y que me la regresa a su lugar con la cola entre las patas y ahí voy otra vez a pararme.

Total que aterrizamos en Bogotá y tuve que esperar una hora a mi prima Tania porque se quedó jetona y no fue por mi. Mientras cambié dinero y me di unas vueltas por el aeropuerto que ya estaba lleno y era plena madrugada. El Dorado parece central de camiones y si estás esperando a alguien en las llegadas internacionales, lo tienes que hacer a la intemperie, sí, en la calle. Por cierto, estábamos a 5 grados en ese momento. Por eso, qué bueno que Tania no me tuvo que esperar.

Después de una rica pestañita, porque no había pegado el ojo en toda la noche, salimos a caminar por Bogotá y nos trepamos al Transmilenio, el original Metrobús, el chilango es la copia pues. Méndiga cosa iba llenísima y aunque un amigo insista en que es muy bueno, yo insisto en que es bueno pero no es suficiente. Se necesita un metro y no solo para que la gente se suicide aventándose a las vías. Yo venía con la ilusión del Transmilenio y ahora trato de evitarlo porque en cuanto me subo, quedo aplastado peor que sándwich de niño de primaria al que se lo pusieron en una bolsa y no en un tupperware.

Llegamos a la estación Jiménez y de ahí caminamos a La Candelaria y a las distintas sedes del gobierno. Enorme fue mi sorpresa al ver las condiciones precarias en las que se encuentra la ciudad. Edificios más viejos que Fidel Velázquez antes de que las diera, gente pidiendo dinero en las calles y esculcando los botes de basura, ambulantes que me recordaron Eje Central en viernes de quincena antes de navidad y mucha, pero mucha basura. Digamos que el Ecoloco se hubiese sentido en el paraíso terrenal.

Regresamos por ahí de las 6 de la tarde a los rumbos de la casa porque Andrew tenía hoops pero nanai, sus compañeros de equipo me lo dejaron plantado y acabamos viendo Alf en la casa. Ya se me había olvidado lo bobo que es ese programa, pero eso si, estaba muerto de risa. Lo que me preocupa es que entonces a lo mejor el bobo soy yo!

Estaba yo muy contento y viendo que apenas era media noche y de repente observé que mi teléfono decía que ya era la una de la madrugada. La mamarrachada de computadora no actualizó automáticamente el reloj y al darme cuenta que había perdido una hora de mi vida, me ardí mucho y mejor me dormí.

Así fue el primer día en Bogotá. Seguiré twitteando todo lo vivido aquí y lo pueden seguir en @MexicoFER o en el hashtag #bogotanation . Debo confesarles que ese hashtag se me ocurrió porque ayer moría de hambre y se me antojaba una botanation o algo así.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Entre birretes te verás y en Ni Ni te convertirás...

Tal parece que es necesario viajar para actualizar este pedorro blog. Y no, los viajes en metro a la estación de Indios Verdes no cuentan. Ahora estamos de regreso y listos para contar las aventuras de invierno y empezamos con Bogotá, pero antes, es necesario contar todo lo que estas nalguitas han vivido el día de hoy.

El día empezó antes de las 7 de la mañana y como anoche me dio flojera hacer mi maleta, programé media hora para meter todos los triques que llevo. Voy a Colombia a casa de una prima y extraña lo mexicano, entonces ahí voy cargando hasta con los chilaquiles, los cuales no pidió pero a mi se me antoja desayunar eso en la semana.

Todo iba muy bien en la casa. Incluso Panchito no se puso rejego cuando lo saqué del cuarto para empacar. El gato tiene prohibido entrar a mi recámara cuando estoy a punto de salir de viaje porque suele hacerse pipí en la maleta porque no le gusta que me vaya. En serio que todo iba muy bien hasta que salí rumbo al Sport City y ohh surprise! Generalmente hago 5 minutos de camino pero como al tarado del Tío Pelucas aka Marcelo Ebrard, se le ocurrió cerrar San Joaquín, ahora hice 45 minutos hasta el gimnasio. Una vez que me bajé del coche, se me pasó el coraje y me metí a bañar rapidísimo porque ya era muy tarde para ir al desayuno de la graduación.

Salí de bañarme, no sin antes sufrir un poco porque la regadera a la que me metí se tapó ( no hice cosas desagradables, ya estaba tapada). Una vez que regresé a mi locker, que me doy cuenta que no traigo chones limpios. Oh man ! Lo bueno es que me quedaban los que traía puestos del día anterior y ni modo, vámonos con esos boxers a la graduación.

El camino a la escuela fue smooth y no desayuné porque siempre dan cosas con huevo y no me gusta. Total que vi a todos comer y llegó la hora de graduarse. Resulta que fui de los últimos en subir, pero eso me dio el beneficio de estar sentado en la primera fila y resultó una enorme ventaja porque pude criticar a todos los que pasaron por su diploma. El único evento extraordinario se dio cuando a una pobre niña se le salió el zapato y todos se rieron y por estar twitteando otra cosa, no pude captar el momento justo. Queda claro que jamás seré reportero de TVNotas. Total que ya pasamos todos los changos por nuestros papeles y a la salida me encontré con la farmacia que me había ido a ver. Dice mi mamá que a una de mis abuelas ya le estaba dando la temblorina en plena ceremonia por los nervios. Yo la verdad estuve como si nada y salimos un poco después de la 1 de la tarde. Eso si, antes fui al baño porque aunque ya no sea de esa escuela, me mantendré como el mayor de foursquare.

Bajamos por Palmas y quedamos en ir a comer tacos a El Califa. El gobierno insistía en que fuéramos a un lugar más fufurufo pero a mi la verdad se me antojaban tacos. Ya sentados, mi papá empezó a presumir en todas las mesas mi diploma y poco faltó para que organizara una porra o al menos la ola. Ese lugar me gusta por los tacos. Les recomiendo que se los ensalcen ( no es albur). Lo malo es que han pasado ya 7 horas desde que me di el atracón y aun me duele la panza. Pobre del wuey que vaya conmigo en el avión a Bogotá porque dormido, no respondo si se me sale un pun.

Total que salimos tardísimo de comer pero llegué con tiempo al aeropuerto y todo estuvo muy tranquilo porque solo éramos 22 personas en un avión para 168. No hubo nada de turbulencia y yo me eché 3 tintos de verano mientras leía mi revista, ya saben cuál me gusta.

El avión en el que me vine tiene DirecTV en vivo y estaba yo viendo Sportscenter y en el anuncio le cambié y que descubro que había Univisión y cual fue mi sorpresa al ver Soy tu dueña. Ahora resulta que a 10 mil metros de altura se puede ver la novela de la próxima ex esposa de Mijares, porque según mi TVNotas, ya se va a divorciar. Hasta le tomé una foto para que no quedara ninguna duda.

Una vez en Houston, en migración me tocó ver a unos niñitos que se iban al Mundial de Clubes a Abu Dhabi a ver al Pachuca que a partir del viernes, vuelve a hacer otro ridículo internacional. Espero que no sea así pero es lo más probable.

Ahora estoy ya en la sala de espera del vuelo a Bogotá y junto a mi hay un colombiano hablando por teléfono. Yo muchas veces he convivido con ellos pero igual me causa mucha gracia escuchar su tono de voz muy Ricky Martinezco. A lo mejor van a decir que exagero, pero ese timbre se me hace medio jotolón. Igual los colombianos me caen muy bien. Esto debo aclararlo porque no quiero que después me vayan a sacar un wikiliksazo de que me caen mal los colombianos eh.

Por hoy es todo. Deseo de todo corazón que el vuelo sea tranquilo y que me duerma rápido que mañana quiero estar on fire para caminar y caminar por las calles de Bogotá.

Ahí se ven my bitches !